viernes, 17 de febrero de 2012


QUE LE PASA A ZUCOLILLO Y A SU EQUIPO DE EDITORIALISTAS. CAMBIOS TAN RADICALES EN SUS OPINIONES, COMO LOS DE AYER Y HOY, DAN QUE PENSAR. Y ESCRIBO ESTO, A RIESGO DE QUE SUS PERIODISTAS ME VUELVAN A ENVIR EMAILS A MI CORREO PERSONAL O MENSAJES A MI PERFIL DE FACEBOOK, DICIÉNDOME QUE SOY DESAGRADECIDO PORQUE ABC ME AYUDÓ, Y QUE BAILO LA MUSICA QUE ME TOCA LUGO Y AL PRIMER HUESO QUE ME TIRA.¿A RITMO DE QUE MUSICA BAILARÁN LOS EDITORIALISTAS DE ABC EN LOS PROXIMOS MESES?, Y VAYA QUE TENDRÁN QUE "SAMBAR"!!!!!


EDITORIAL DE ABC COLOR, DEL VIERNES 17 DE FEBRERO DE 2012
La patria se lo agradecerá
http://www.abc.com.py/nota/la-patria-se-lo-agradecera/

Cuando se escuchan declaraciones sensatas sobre la cuestión de la tierra rural en nuestro país y sus conflictos, como las recientemente efectuadas por el senador luguista Sixto Pereira al respecto, da la impresión de que este legislador y el sector político que representa están de acuerdo con lo que la mayoría ciudadana honesta opina, vale decir, por ejemplo, que todo trámite de regularización de la tenencia de tierra rural debería ser ejecutado dentro de la legalidad y el estado de derecho. Sin embargo, en este tema, hasta ahora, una cosa son las declaraciones y otra muy distinta las actitudes concretas.


Cuando se escuchan declaraciones sensatas sobre la cuestión de la tierra rural en nuestro país y sus conflictos, como las recientemente efectuadas por el senador luguista Sixto Pereira al respecto, da la impresión de que este legislador y el sector político que representa están de acuerdo con lo que la mayoría ciudadana honesta opina, vale decir, por ejemplo, que todo trámite de regularización de la tenencia de tierra rural debería ser ejecutado dentro de la legalidad y del estado de derecho.

Sin embargo, en este tema, hasta ahora, una cosa son las declaraciones y otra muy distinta las actitudes concretas.

El senador Pereira dice que las mensuras judiciales pueden ser solicitadas por cualquiera que entienda de buena fe que tiene derecho a ellas, lo que es rigurosamente cierto, y es norma que vale tanto para los propietarios y poseedores de inmuebles cuanto para los que aspiran lícitamente a serlo. Eso también cree la mayoría de las personas dotadas de sentido común y educación adecuada.

Pero las experiencias que tuvimos en nuestro país recientemente nos dicen algo muy diferente, pues las mensuras ordenadas por el Gobierno (al que el partido del senador Pereira representa) y dispuestas para la zona de Ñacunday fueron precedidas de invasiones y atropellos de propiedades, destrucción de linderos, agresiones, amenazas y actos de arbitraria hostilidad por parte de los autodenominados “carperos”, con la bendición oficial del presidente Lugo, quien confirió hasta un aura de legitimidad a esos desmanes al permitir que los facinerosos se erigieran en “inspectores” de los procedimientos de agrimensura y “garantes” de su ejecución.

La regla de conducta que se impuso en el ámbito rural de nuestro país bajo el régimen luguista parece ser así: primero se invade y luego se dialoga; primero se imponen hechos por la fuerza y después se solicita la intervención judicial para establecer los derechos. Naturalmente, por este camino solamente se puede llegar al enfrentamiento violento; esta clase de actitud, hipócrita y prepotente a un mismo tiempo, no tiene otro epílogo conocido.

Por lo tanto, sería muy coherente y constructivo para la consecución de los estimables objetivos de equidad y concordia social que pregona al menos de palabra el senador Sixto Pereira, que el propio legislador se constituya en el Indert, o donde sea apropiado, y solicite el inmediato levantamiento de un censo metódico y confiable de campesinos sin tierra, que sean realmente agricultores y estén dispuestos a trabajar la tierra (como lo hace el Brasil), y que al mismo tiempo se comprometan con las condiciones que el Gobierno les imponga para ser sujetos de los programas oficiales de distribución de lotes y demás ayudas que constituyan la nueva política agraria.

El propio partido político del senador Pereira puede muy fácilmente, porque tiene acceso directo a los “carperos” y a otras organizaciones similares, proceder a registrar información básica imprescindible para dar inicio de solución al problema, como por ejemplo: de dónde proviene cada persona y si tiene cédula de identidad, a qué se dedicaban antes y a qué se van a dedicar, y como estas, muchas otras preguntas en un censo cuyas respuestas van a ser de inmensa utilidad para la toma de decisiones políticas más importantes.

De paso, el senador Pereira y quienes asumen la defensa de los “carperos” podrían averiguar qué pasó con los miles de beneficiarios de tierras del pasado, y quiénes son los que las volvieron a vender para ir a asentarse en pueblos y ciudades, ejerciendo el comercio u otros oficios urbanos.

¿Continúa esta gente gozando de la calidad de “campesinos sin tierra”? ¿Podrían los “carperos” de hoy ser también los comerciantes de mañana? ¿Qué compromisos asumieron cuando se les adjudicó un lote?

Es cinismo hacer bonitos discursos sobre la problemática social campesina y la reforma agraria sin referirse a todo esto que aquí se está citando. ¿Qué medidas de sana política gubernamental creen el presidente Lugo, el senador Pereira y los luguistas en general que podrían tomarse en el ámbito rural sin un previo censo completo técnicamente confiable, y del restablecimiento del respeto por las reglas de conducta legales e institucionales vigentes? Esto es tan importante o más que las mensuras judiciales destinadas, supuestamente, a detectar excedentes y títulos de propiedad nulos o falsos.

¿Qué clase de reforma agraria con alguna posibilidad de éxito se podría hacer ignorando tantos puntos fundamentales como los señalados? Los fracasos del pasado reciente deberían estar golpeando la cara de los que hoy se pasan haciendo discursos políticos sobre la equidad en la tenencia de la tierra y temas parecidos, tan recurrentemente.

Sin duda, son interesantes y plausibles las declaraciones del senador luguista Sixto Pereira. Leyéndolas, demuestra que entiende cabalmente la problemática. Lo lógico y coherente de su parte sería, entonces, que ahora se ponga a actuar y que utilice su influencia en frenar las invasiones y atropellos de los “carperos”, que huelen a prepotencia arbitraria, a negociados sucios y a maquinaciones políticas, y al mismo tiempo se dedique con entusiasmo a cooperar con el Gobierno para que se disponga de inmediato la realización de un censo rural que comprenda un análisis detallado de las condiciones sociales y económicas del ámbito donde se pretende imponer la equidad que todos deseamos en materia de tenencia de la tierra.

La patria se lo agradecerá.
17 de Febrero de 2012 00:00

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