jueves, 8 de diciembre de 2011


ANALISIS Y OPINIÓN

Giménez, un pobre diablo

Opinión. A propósito de la homilía en Caacupé.

Monseñor Claudio Giménez. Captura de la trasmición de Canal 13.

Sería bueno preguntarle a Monseñor Claudio Giménez, ¿Cuántos obispos homosexuales conoce?

Y curas putos, y monjas lesbianas.

¿Cuántas?.

¿Estos también son animales?

Cito sus palabras en la increíble homilia de la misa principal del 8 de diciembre en Caacupe: “Rebajan la condición humana a la de un animal, porque para ellos todo es relativo y cada uno hace lo que se le viene en ganas”.

¿Cree verdaderamente en esto? Se lo preguntamos porque constituye una agresión que, por su investidura, debe tomársela como proveniente de una organización, la , compuesta entre otros por sus pares, sacerdotes, que sólo en Irlanda abusaron de 35 mil niños entre los años 50 y 80.

Podría también darle una mirada al documental “Líbranos del Mal” que cuenta las atrocidades que hicieron en los Estados Unidos.

Es claro que Giménez no opina desde la moral, la organización que representa no la tiene. Entonces desde dónde dice las barbaridades que dice. Se puede considerar que llega a este extremo para oponerse a que los estudiantes de la secundaria reciban educación sexual en el colegio. Que se los informe para evitar embarazos precoces, enfermedades de transmisión sexual, para que ejerzan el amor y el placer con libertad. De allí la oposición al Marco Rector que viene estudiando el Ministerio de Educación para cumplir con sus obligaciones para con una juventud que a pesar de la , hace el amor todos los días desde los 14 años.

Es claro que el obipso tampoco opina desde el derecho. Al escucharlo en Caacupé todo parecía un viaje a los tiempos de Torquemada el inquisidor.

Gimenez atrasa y el pueblo lo sabe. Se erige en el abanderado del fascismo que extraña a Stroessner. No quiere planes asistenciales como Tekoporá, pero elogia la “caridad” de Un techo para mi país, un programa que construye una vivienda precaria sin baño para la gente pobre. También le gusta Teletón, que se exponga a los que sufren en un show televisivo por treinta denarios.

“¡Que se acaben las ocupaciones!”, dice y todas los viejos homosexuales de la derecha se ponen contentos y mueven la cola como buenos perros. Se olvida de los 300 mil sin tierra, se olvida de pedir que se revisen los títulos de apropiadores como Tranquilino Favero, se olvida del pueblo trabajador.

En el colmo de la irrealidad, quiere que la gente se case para toda la vida e insiste con la familia cristiana.

Es tan necio que es incapaz de ver que su mundo cae derrotado por el capital que defiende a ultranza por limosnas. “Qué importantes los colectores”, dirá de los muchachos que pasan la bolsa entre las filas de políticos y empresarios chupamedias que se hacen los serios al escucharlo.

El obispo, investido con sotana y ceremonial, por un instante se creyó Dios. Lástima que en la escena apenas fue un pobre diablo.

Trailer del documental “Líbranos del mal”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario